El movimiento de cámara es impecable, Ophüls es reconocido por ser un director de cámara, no sólo en esos travelings que se deslizan tan suavemente como un patinador de figuras en el hielo, sino también en la coreografía interna de los planos(movimiento de personajes); Para así, darnos profundidad de campo, realismo y dinamismo a las escenas.
En la primera secuencia el director nos invita a conocer a un personaje, no por apariencia física sino por los objetos de su pertenencia. Y eso es más rico en muchos sentidos para ahondar en el personaje. Usa sonidos para recrear escenas que implicarían más costos para la producción, dejando que el espectador complete la idea de lo que ocurre en un plano que esta fuera de cámara. Usa transiciones que se dan al ritmo del baile, pasan semanas y para nosotros ha pasado el tiempo de una pieza musical.
Dentro de la película hay un ocultamiento del apellido o nombre que porta la dama en disputa, el nombre nace de esta duda “Madame de…”. Supongo que esto es usado para darnos a entender que nunca le perteneció al general con quien estaba casada. Otro elemento importante son los pendientes, dejan de ser un objeto, se vuelven protagonistas con los cuales podemos seguir la narración.
En una de las escenas los dos hombres hablan con cordialidad aparente pero, en segundo plano hay un par de esgrimistas en duelo. Esto sugiere una segunda lectura que nos dice que hay una disputa no exteriorizada, un elemento más, que nos hace ver lo magnifico de su lenguaje cinematográfico.
No hay excesos en el uso de planos, travelings o algún otro elemento dentro de la película. Usa lo necesario para decir lo que quiere decir sin alarde. Nos hace participes de un amor no consumado, una historia pasional, magistralmente llevada acabó, nos sugiere en vez de darnos todo digerido.
Si la perfección se define como algo que tiene el grado máximo y posible de excelencia en su línea, entonces puedo decir que esta película llega a un grado muy próximo a la perfección cinematográfica.
